Vigesimosexto domingo del Tiempo Ordinario

 Vigesimosexto domingo del Tiempo Ordinario


Imagen extraída del blog de José Nicolás Madrid

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21,28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?» Contestaron: «El primero». Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

Palabra del Señor.

Reflexión:

VAN POR DELANTE DE VOSOTROS EN EL REINO DE DIOS. Podemos leer los textos de este domingo como una invitación a meditar sobre la responsabilidad personal ante la llamada de Dios. En el Evangelio leemos que la invitación está hecha y no basta obedecer sólo de palabra. Hay que cumplir la voluntad de Dios.

Mientras Jesús desarrollaba su ministerio en Galilea, los dirigentes judíos contemplaban sus palabras y las obras que realizaba como una amenaza lejana. Pero ahora, esta amenaza se ha trasladado a Jerusalén y se encuentra en el lugar más significativo del judaísmo: el templo. Por eso, en un contexto de abierta hostilidad, los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo van al encuentro de Jesús mientras enseña y le interrogan acerca de la autoridad con la que actúa. Jesús responde con el relato que acabamos de leer (Mt 21,28-32), y si ponemos un poco de atención observaremos que la parábola aparece enmarcada por dos preguntas. ¿Qué quiere saber Jesús en cada caso? ¿Cómo actúan los hijos de los que habla la parábola?

La primera pregunta es retórica. Un padre que tiene dos hijos les pide que vayan a trabajar en la viña: el primero de los hijos se niega a ir, pero se arrepiente y va, y el segundo le dice que sí, pero no va. La pregunta final es más concisa: ¿quién hace la voluntad del padre? La respuesta es clara: el que va a la viña, aunque antes se hubiera negado a ello. Hasta aquí, no hay duda sobre la enseñanza de la parábola: con Dios, representado por el padre lo que cuenta es el cumplimiento de su voluntad. No vale lo que los hijos dicen, sino lo que hacen. A continuación, Jesús reinterpreta la parábola a la luz de la situación de hostilidad que está sufriendo. ¿Quiénes tienen prioridad para entrar en el Reino de Dios? ¿Cuál es el mensaje del texto que hemos leído?

Lo verdaderamente importante para entrar en el Reino de Dios es cumplir la voluntad del Padre. Jesús responde así una vez más a quienes le acusaban de ser cercano a los marginados de la sociedad, recaudadores de impuestos, prostitutas, pecadores... Las normas sociales que declaraban a alguien proscrito son cosa del pasado; ahora, la única norma vigente para el discípulo de Cristo es la realización de la voluntad de Dios.


Las palabras de Jesús iluminaron las situaciones que se vivían en el seno de la comunidad de San Mateo. La invitación del padre para ir a trabajar a su viña nos mueve, también a nosotros, a meditar sobre nuestra respuesta en el ámbito personal y comunitario.

¿Qué significa en mi vida cumplir la voluntad del Padre? ¿Cómo es el rostro de Dios que nos propone el evangelio?

¿Cuál es en este momento el punto central de mi compromiso cristiano? ¿Mi vida es coherente con la fe que proclamo de palabra? ¿Desde qué criterios valoro a las personas? ¿Miro a la gente con los ojos de Dios o según los modelos vigentes en nuestra sociedad?

¿Qué mensaje de esperanza encuentro en el pasaje del evangelio que hemos leído? ¿Quiénes tendrían hoy preferencia para entrar en el Reino de Dios?

Una vez más, el Señor nos invita a seguir el camino de la salvación, a convertirnos, a ser coherentes y testimoniar ante el mundo con nuestra vida que merece la pena creer en su promesa. Por ello le damos gracias y juntos le pedimos que nos dé fuerza para trabajar en su viña siguiendo el ejemplo de su hijo, Jesús.

En este mes de septiembre que la Iglesia celebra y promueve la lectura de la Sagrada Escritura, como mes dedicado a la Biblia. Una Biblia abierta en medio de nosotros puede simbolizar nuestro compromiso de escuchar la Palabra de Dios y vivir según su voluntad.

Oración: “Oh, Dios, que manifiestas tu poder sobre todo con el perdón y la misericordia, aumenta en nosotros tu gracia, para que, aspirando a tus promesas, nos hagas participar de los bienes del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo”. Amén.

"Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan". (Lc 11,28)

"Tu Palabra es antorcha para mis pasos, luz para mi sendero". (Salmo 119,105)

“El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/ Recuerda, Señor, tu ternura”. (Salmo 24)




(Reflexión extraída del libro: Cf. “TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA”. Lectura creyente de los Evangelios dominicales. Ciclo A, Editorial Verbo Divino, Pamplona, 2008)


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