Este es el futuro que queremos
Este es el futuro que queremos
Desde hace ya algún tiempo existe una honda preocupación en el mundo de las hermandades sobre la decadencia en la vida interior de las mismas, la falta de formación de los hermanos y una cierta pérdida del sentido penitencial del hábito nazareno. Todos recordamos esa Hermandad de antes, la que cuentan nuestros mayores, esa en la que «hermandad» era sinónimo de «familia». En ese entorno de tradición, familia, educación y formación se aunaba todo. Durante la Cuaresma –no nos engañemos que eso de estar todo el año en la hermandad o hablando de cofradías no va más allá de los años ochenta– los padres con sus hijos, hermanos, abuelos, tíos y primos participaban de la vida de la hermandad, asistíamos a los cultos, veníamos a los ensayos de costaleros y a la fundición. Esa minúscula y empinada Casa Hermandad se llenaba de vida para preparar la estación de penitencia. Pero hoy en día, hemos perdido el concepto familiar de hermandad, sin duda, hemos centuplicado el número de hermanos, hemos creado todo tipo de grupos (priostía, comisión de hermanas, grupo joven, grupo infantil, diputados, costaleros...) lo cual ha llevado, en la mayoría de los casos, a desvincularse y solo hacer acto de presencia el Martes Santo, si no se pertenece a ninguno de dichos grupos. Apenas quedan familias en las que asistir a los cultos y otros actos se reconoce como una obligación de todos que hay que seguir cumpliendo, la participación durante el año a las diversas actividades que se organizan apenas se cumple y solo el vestir nuestra túnica el Martes Santo se convierte en una reunión familiar. Por eso necesitamos recuperar todas esas pequeñas cosas que los mayores han enseñado desde siempre a las siguientes generaciones sobre el sentido y la responsabilidad de ser católico y hermano de San Esteban, pues es en la familia donde radica esa catequesis, y desde la Hermandad debemos proporcionar ese entorno para la formación y el crecimiento cristiano. La Hermandad debe de cubrir esa carencia que se está dando demasiado frecuentemente en esta sociedad laica que nos ha tocado vivir y ese es uno de los mayores retos a los que nuestra candidatura quiere hacer frente.
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